Fereydun Moshiri
Nació en Teherán en septiembre de 1926. Su familia era conocida por su legado poético y, mientras su padre ocupaba cargos administrativos, sus años escolares se dividieron entre Teherán y Mashhad. Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, su familia se trasladó a Teherán y el joven Moshiri continuó sus estudios en el Dar-ul Funun y luego en el instituto Adib. Durante estos años, sus primeros poemas se publicaron en revistas progresistas como Iran-e-Ma (Nuestro Irán). Este fue el comienzo de la carrera del periodismo literario que Fereydun siguió durante más de treinta años. En 1946, Moshiri se incorporó al departamento de telecomunicaciones, donde trabajó hasta su jubilación. En 1954, se casó con Eqbal Ajaván, quien fue estudiante de pintura en la Universidad de Teherán.
Antes de convertirse en poeta, Fereydun Moshiri era periodista y esta ocupación le permitió conocer a los eruditos de la lengua y la literatura persas: Alameh Dehkhoda y el Dr. Moein. Moshiri comenzó a componer poemas publicando su volumen de poemas titulado “Teshne-ye Tufan” (“Sed de tormenta”) en la primavera de 1955 en Teherán. Dos años más tarde, este libro fue revisado con la adición de algunos poemas nuevos y publicado con un nuevo título: “Nayafteh” (No descubierto). Moshiri aplicó a su poesía la tipología del verso libre, lo que significa que utilizó las rimas de forma adecuada y racional y las combinó con una nueva mirada sobre la naturaleza, las cosas y las personas que le rodeaban, así como con un delicado sentimiento, para presentar sus poemas con una característica. Moshiri es conocido por conciliar la poesía clásica persa, por un lado, y la nueva poesía iniciada por Nima Yushich, por otro. Una de las mayores contribuciones de la poesía de Moshiri, según algunos, es la ampliación del ámbito social y geográfico de la literatura persa moderna. En octubre de 1997, Moshiri leyó varios de sus mejores poemas en un encuentro en la Universidad de California, Berkeley. Fue un verdadero escritor, un investigador, un gran editor y columnista de sector de poesía de muchas revistas y periódicas.
El secreto
Del reino del mar
Con amor maternal
Apresurado a las costas arenosas,
Agua.
Alrededor de la arena, se dio vuelta.
Lavó la oscuridad de
su cara polvorienta,
agua.
De los habitantes de la arena,
no sé,
lo que la orilla arenosa le
dijo a la tierna ola.
Que para suicidarse, una
y otra vez
Golpeó su cabeza contra
Roca, piedra y arena,
Agua.
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