Sara Salar
Escritora iraní nacida en 1966 en Zahedán que actualmente vive en Teherán. Además de la noble labor de escribir, Sara se dedica a la traducción, a través de la cual se ha dado cuenta de que no puede dejar de escribir, y que la escritura es realmente una parte de su ser y que no se sentirá bien si pierde esta parte con otro trabajo.
Al terminar sus estudios, Sara Salar se casó con Sorush Sehat, un famoso escritor, actor y director iraní. Durante este tiempo, Sara decidió inscribirse en cursos de narración para poder traducir y expresar sus inquietudes.
“Durante el proceso de traducción, llegué a la conclusión de que no estaba satisfecha. Fue un trabajo muy duro y, poco a poco, me di cuenta de que traducir las historias de otros no era mi trabajo, porque tenía cosas que decir y quería escribirlas yo misma con mi paloma.”
“Probablemente estoy perdida” es el título del primer libro de Sara Salar, premiado en Irán. “Mucha gente piensa que este libro es la historia de mi vida personal, porque fui la narradora de mi propia historia, pero no es así” -expresa Sara- “mi historia no es real en absoluto. Quería convertir las historias que tenía en la cabeza en una historia, pero cuando me pongo a escribir no puedo alejarme de mí misma y de la gente que me rodea y sus experiencias. A veces estos ejemplos pueden ser una mezcla de varios personajes.”
“¡Creo que es una sorpresa! Después de mucho tiempo, me liberé de los grilletes de explicar a alguien…. Es curioso, me he liberado de los grilletes de dar explicaciones a la señora Batúl, me he salvado, yo… siento que encaja perfectamente…. Si no tuviera que ir a buscar a Samiar, me habría quedado aquí todo el día… Voy a lavarme. Mis párpados son más brillantes de lo que se puede disimular fácilmente con el maquillaje. Me maquillo rápidamente… Me pongo el abrigo y los pantalones y me pongo la bufanda… Cojo rápidamente el bolso, el móvil, las gafas y la botella de agua y llamo a la puerta… Me paro unos instantes delante de la escalera y bajo corriendo los escalones, esos diez tramos de escalera… Está justo al lado de la pared donde me siento y respiro…”
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