Samad Behrangi
Samad Behrangi nació en el distrito de Cherendab de Tabriz, provincia de Azerbaiyán. Reci bió su primera educación en Tabriz y se graduó en 1957. Ese mismo año, empezó a dar clases en escuelas del distrito de Azar Shahr, a unos 50 kilómetros al suroeste de Tabriz, durante once años.
Samad estaba fascinado por los cuentos populares azerbaiyanos, y su primer libro, publicado en 1965, era una colección de varios de estos cuentos que había traducido al persa. Esta obra atrajo la atención de los círculos literarios de Teherán. La posterior publicación de un ensayo sobre problemas educativos, varios cuentos infantiles originales que tratan con realismo temas sociales y un segundo volumen de cuentos populares azerbaiyanos consolidaron su reputación entre la nueva generación de escritores.
Tan solo tenía veintinueve años cuando se ahogó en el río Araxes en septiembre de 1968. La opinión generalizada es que el servicio de seguridad interna del Sah fue el responsable del accidente. En esa época, sus cuentos infantiles, entre ellos “Mahi-e Siah Kuchulu” (El pececito negro), su obra más famosa, estaban en prensa y se publicaron póstumamente. Más tarde, en 1969, se publicaron “24 Sa’at Dar Khab Va Bidary” (24 horas sin descanso) y “Yek Hulu, Yek Hezar Hulu” (Un durazno, mil duraznos).
Adoptó un enfoque crítico sobre el contenido de los libros de texto y la metodología de control de los planes de estudio patrocinados por el Estado. Considera que todo el sistema educativo está anticuado y es ajeno a los niños iraníes, especialmente a los de las zonas rurales.
La popularidad de Samad Behrangi continuó tras la revolución iraní de 1979. Sus historias individuales, a menudo ilustradas por artistas de renombre, aparecieron regularmente en las décadas de 1980 y 1990. Las historias y cuentos populares de Behrangi también han sido traducidos al azerí.
“la muerte puede fácilmente golpearme. Pero mientras pueda lo evitaré. Está claro que un día yo estaré frente a ella. Lo importante es qué huella dejará mi vida y mi muerte en la vida de los otros…”
(Del pececito negro)
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