Simurg
Simurg y Monte Qaf
Attar, el gran poeta iraní del siglo XII, describe en El lenguaje de los pájaros el viaje que emprenden esos pájaros en busca de su rey. Guiados por la abubilla, un ave rica en asociaciones mitológicas que fue compañera de Salomón y que puede evitar los espejismos y divisar charcos de agua a distancia, parten hacia el monte Qaf, donde vive simurg, el rey de los pájaros. Muchos de ellos no soportan el calor, el hambre y la sed y, por miedo a lo desconocido, prefieren no adelantar más. Otros muestran coraje de enfrentarse a los peligros. Debido a la falta de alimentos, agua y sombra, muchos mueren en el camino. Sólo treinta pájaros (en persa, si-morq) alcanzan su objetivo, volando sobre Qaf y descubriendo su “yo interior”
Y así estos treinta pájaros vieron el rostro de simurg reflejándose en su propia cara y se dieron cuenta de que el simurg no era nada más que ellos mismos.
Las diferencias entre ave fénix y simurg:
- Fénix no se considera una criatura de carácter mítico iraní y no se deben confundir, ya que fénix procede de Grecia no de la antigua Persia. Al contrario, simurg pertenece a la mitología irania.
- El Fénix es el único pájaro que tiene que morir para nacer, pero simurg es un pájaro en su apogeo también conocido bajo el nombre “Homa-e Saadat”.
- Simurg es el símbolo de la unidad, del mundo superior, el pájaro de Dios y la manifestación del alma y del hombre perfecto; pero fénix es el símbolo de la inmortalidad.
- Simurg, según los poemas iraníes, es una criatura sobrenatural, abstracta, teológica y relacionada con el omnisciente. Cabe destacar que Attar Nishapuri también considera al fénix una criatura imaginaria. Nima Yushich, poeta iraní contemporáneo, ha dedicado un poema a Qoqnus (fénix). Nima ha usado el ave fénix metafóricamente en su poema presentando su afán de renacimiento literario y de ruptura con las normas de la poesía clásica persa.
- Para los iraníes, simurg no es sólo un pájaro, sino un ser espiritual y místico. Sin embargo, fénix se considera una criatura eterna. Por supuesto, esto podría ser un reflejo del subconsciente humano, que desea la inmortalidad. Sin embargo, según Attar, fénix también se considera mortal.
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