Ahmad Shamlú
Shamlú, famoso poeta iraní, nació el 12 de diciembre de 1925 en Teherán. Su padre era un oficial del ejército de Kabul, Afganistán. De hecho, Ahmad, al tener que seguir a su padre, pasó sus primeros años escolares en diferentes ciudades: Zahedán en el sureste de Irán, Mashhad en el noreste y Rasht en el norte. En 1938, Shamlú dejó el instituto y se matriculó en la Escuela Técnica de Teherán, una de las mejores de la época, donde también aprendió alemán. En 1942, su padre lo llevó al norte de Irán, ocupado entonces por el ejército soviético. Shamlú comenzó a escribir sus ideas revolucionarias, por lo que fue detenido por el Ejército Rojo por sus ideas políticas y enviado a Rasht. Salió de la cárcel en 1945 y se trasladó con su familia a Azerbaiyán.
En 1948, empezó a escribir en una revista literaria mensual llamada “Sokhan”. Dos años más tarde, se publicó su primer cuento: “La mujer detrás de la puerta de bronce”. El segundo poemario, “Manifiesto”, se publicó en 1951, donde mostró su clara inclinación por la ideología socialista. En 1952 consiguió un trabajo en la Embajada de Hungría como consejero cultural. Mientras tanto, publicó su tercer libro “Poemas de hierro y sentimientos” que fue prohibido y destruido por la policía.
En 1956 se convirtió en redactor jefe de la revista literaria Bamshad. Se separó de su mujer con dos hijos y una hija. En la primavera de 1962 conoció a Ayda Sarkisian, de familia armenio-iraní que vivía en el mismo barrio que él. Se casaron al cabo de dos años, a pesar de la oposición de la familia de Ayda, a la que no le gustaba Ahmad por ser mayor que ella y haberse divorciado dos veces. A pesar de todo, estaban juntos hasta la muerte de Shamlú.
Ahmad Shamlú fue sin duda una figura importante en el campo de la poesía y la traducción (El Principito de Antoine de Saint-Exupéry). Siempre vivió una vida poética y puso la poesía al servicio de los más altos valores humanos. Ahmad fue la presencia y la memoria histórica de una generación que, durante casi medio siglo, floreció en muchos campos del pensamiento y la literatura, sacando los mitos humanos de la oscuridad del tiempo al perforar con sus innovaciones el misterio del pequeño encanto de la amistad. Por ello, Shamlú consideraba la poesía como una herramienta para establecer la libertad. Además de la poesía y la traducción, Ahmad, que tenía una voz teatral, narraba y leía poemas clásicos persas, grababa sus traducciones y las famosas cuartetas de Omar Jayyam. Precisamente por la existencia de esa visión libre en la poesía, a finales de los años 50 eligió sus poemas, totalmente ideológicos, para convertirlos en una cinta de audio con su voz. Esta cinta se convirtió más tarde en el título de una colección de poemas.
Del frío que albergamos
Todo el temblor de mis manos y de mi corazón se debía
a que el amor ha de ser cobijo,
no un vuelo
un lugar de fuga
Ay amor, ay amor,
tu rostro azul no aparece.
*
Un frescor apaciguante en la llamarada de una herida,
no el incendio de una llama sobre el frío que albergamos.
Ay amor, ay amor,
tu encendido rostro no aparece.
*
Una fosca y tenue veladura en las presencias imaginarias
y un rincón de libertad en la fugacidad de la presencia,
una sombra
sobre la calma azul
y el verde de una hoja leve
en el árbol de Judea.
Ay amor, ay amor,
tu color mas nuestro
no aparece.
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