Khaf

Khaf

Capital del condado de Khaf, en la provincia de Jorasán Razaví, en Irán. Khaf alberga una rica tradición ancestral vinculada a las primeras universidades de los siglos XII-XIII, las que ofrecían la oportunidad de estudiar una gran variedad de ciencias, como: la matemática, la astronomía, la medicina o la música. Desde el punto de vista antropológico, Khaf es un destino increíblemente interesante porque la cultura iraní está teñida de la afgana, lo que da un toque especial tanto a los rasgos somáticos como a la forma de vida de la gente. La gente local habla un dialecto persa, parecido al darí, y tiene los ojos almendrados, típicos de la región y parecidos a los de turcomanos y afganos.

Nashtifán

Situado en las áridas y ventosas llanuras del noreste de Irán, cerca de la frontera irano-afgana, el pequeño pueblo de Nashtifán mantiene vivas las antiguas tradiciones en medio de los vientos estacionales. La ciudad alberga algunos de los primeros molinos de viento del mundo y las estructuras siguen en uso. A lo largo del límite sur de la ciudad, un enorme muro de tierra de 65 pies de altura protege a los residentes de las abrasivas tormentas. La alta muralla alberga dos docenas de molinos de viento de eje vertical, la mayoría de ellos funcionales, que se remontan a la antigua historia persa. Se estima que las estructuras, hechas de arcilla, paja y madera, tengan unos 1000 años de antigüedad y se utilizan para moler el grano y convertirlo en harina.

La zona es conocida por sus vientos extraordinariamente fuertes, y de hecho el nombre Nashtifán proviene de palabras traducidas como “golpe de tormenta”. Durante los turbulentos meses de invierno, las aspas de madera artesanales giran con fuerza transmitiendo energía a la muela. Los altos muros que enmarcan los molinos soportan las dos turbinas y canalizan el flujo de aire como una garganta elíptica en un primitivo túnel de viento. Las palas están dispuestas en un eje vertical, y la energía se transfiere del eje a la muela sin necesitar ningún engranaje intermedio que se encuentre en los aerogeneradores de eje horizontal.

Para mantener la molienda en el interior, se construyeron pequeños talleres debajo de cada molino. De hecho, de estos talleres salían las aspas del molino, que molían en su interior mientras en el exterior soplaba un viento muy fuerte. Estos talleres eran propiedad privada y la gente traía sacos de grano u otras cosas para moler y luego venía a recoger la harina y a pagar los impuestos. En Nashtifán, estos molinos se construían uno al lado del otro para protegerse de los fuertes vientos. A la puesta del sol, los molinos se tiñen de un maravilloso rubor, creando una escena asombrosa. A todos los que les gusta visitar lugares únicos, Nashtifán es un destino perfecto. Esta parte de Irán, menos visitada por los turistas, ofrece una cultura y una historia muy ricas a sus visitantes.

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Escuela Qiasieh Khargard

Un complejo único donde se pueden contemplar las magníficas mayólicas de colores que dan un toque especial al espacio interior. Los salones de esta mezquita albergaban a los alumnos que venían de todo Irán para estudiar en esta escuela. Hay un aula real con una cúpula y los ángulos perfectos para estudiar la constelación. Las clases de astronomía se impartían en esta hermosa sala. La entrada de la escuela, con su iwan y sus dos torres decoradas con azulejos, crea una escena impresionante.  Esta escuela data del siglo XIV y está situada en el pueblo de Khargard (Khaf). El fundador de la escuela fue Khajeh Qiasodín, ministro del sultán Shahrokh Teymurí. El edificio cuadrado consta de cuatro terrazas, cuyas entradas tienen 4,5 m de ancho y 11 m de alto. Es un edificio de dos plantas con 32 habitaciones, decoradas con piedra, mármol y azulejos.

 

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