Ardestán
Ardestán se encuentra cerca de Dasht-e Kavir, uno de los dos desiertos de la parte central de Irán. Durante siglos, sus habitantes tuvieron que hacer frente al calor extremo y a la falta de agua. Los lugareños cavaron unos túneles largos (Kariz) con el objetivo de llevar el agua disponible en los manantiales de las montañas a Ardestán. El sistema Kariz, es decir, los canales de acueducto, es un ingenioso invento de los habitantes de las tierras altas iraníes del siglo V a. C. De hecho, en Irán, sobre todo en las zonas desérticas, aún quedan vestigios de este sistema, que es conocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Ardestán es una pequeña ciudad situada en la carretera Yazd-Kashan y no está muy lejos de Isfahán. En la Edad Media, Ardestán era una de las ciudades más prósperas de la región, como demuestra su gran mezquita aljama. El Corán exige que todos los musulmanes de una ciudad participen en la oración del viernes a mediodía, por lo que la gran mezquita donde se reúnen se llama la Gran Mezquita del Viernes.
Antiguas Mezquitas de Ardestán
La Mezquita Aljama de Ardestán tiene una gran importancia histórica ya que incorpora los estilos arquitectónicos posteriores de los sasánidas, los buyíes, los selyúcidas y los safávidas. La mezquita hipóstila de Ardestán de dos plantas tiene un patio con cuatro pórticos (iwan) rodeados de arcadas.
En el siglo X, la ciudad de Bujará, el actual Uzbekistán, se convirtió en la capital del reino samánida que abarcaba el noreste de Irán. Los samánidas afirmaban ser los descendientes de un general sasánida y luego les sustituyeron los gaznávidas, a quienes derrotaron los selyúcidas, una tribu de habla turca de Asia Central, en 1040. Ellos adoptaron el persa como lengua oficial de su imperio. Los gobernantes gaznávidas y selyúcidas se administraban bajo el sultanato, un título que significa tener poder y que tiene una connotación más secular que religiosa. En Persia, los sultanes selyúcidas fueron conocidos como los Grandes Selyúcidas y establecieron su capital en Isfahán. Hoy en día, hay obras maestras arquitectónicas en la zona de Isfahán que se remontan al período selyúcida incluidos la Mezquita Aljama y otros monumentos similares en Isfahán.
Las inscripciones de la Mezquita Aljama de Ardestán indica la fecha de 1158-1160 como fecha de construcción, pero lo más probable es que la construcción de la mezquita se hubiera iniciado alrededor del año 1000, antes de la conquista selyúcida. Su exterior tiene un aspecto irregular, mientras que el interior se estructura en torno a un patio cuadrado con cuatro pórticos (iwans), nichos gigantescos que se consideran la característica típica de la arquitectura persa desde el período sasánida. Lo más probable es que los pórticos se rediseñaran en el siglo XVI, pero no se decoraron con azulejos, como era costumbre en aquella época, mostrando que Ardestán ya había perdido su importancia.
Las cúpulas tenían un significado especial en los templos antiguos y las primeras iglesias porque simbolizaban la bóveda del cielo, pero no eran fáciles de construir. Los romanos construyeron la gran cúpula del Panteón utilizando puzolana, un mortero muy eficaz. La cúpula bizantina de Santa Sofía en Estambul está sostenida por enormes pilares. Los arquitectos selyúcidas encontraron una solución más sencilla al problema de abovedar un gran espacio. La zona cuadrada de la sala de oración se transforma en una zona octogonal con cuatro nichos profundos y, al final, dieciséis nichos más pequeños sostienen la cúpula circular. Las paredes de la sala de oración no son anchas y los nichos sobresalen parcialmente de ellas. La estructura de la cúpula es impresionante teniendo en cuenta que ha resistido los estragos del tiempo, incluidos los terremotos. El secreto de su robustez parece ser los ladrillos dispuestos en espiga bajo una decoración de estuco.
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