Miniatura

Miniatura

Negargarí y Tazhib

La miniatura persa son pequeñas pinturas en papel, ya sean ilustraciones de un libro u obras  de arte independiente destinada a ser guardadas en un álbum de obras de este tipo llamado Muraqqa. Las técnicas son en gran medida comparables a las tradiciones occidental y bizantina de las miniaturas en los manuscritos iluminados. Aunque existe una tradición persa similar de pintura mural, el índice de supervivencia y el estado de conservación de las miniaturas es mejor, y las miniaturas son la forma de pintura persa más conocida en Occidente y muchos de los ejemplos más importantes se encuentran en museos occidentales o turcos. Este estilo de pintura se convirtió en un importante género persa en el siglo XIII, bajo la influencia timúrida y china tras las conquistas mongolas, llegando a su apogeo en los siglos XV y XVI.

Tras la reanudación del poder por los safávidas y el apoyo e interés personal del rey Shah Ismail y su hijo Shah Tahmasb I, la miniatura se convirtió, además de en una forma artística, en un medio de propaganda para magnificar y resaltar la figura del rey. La mitología persa -tomada en gran parte del Libro de los Reyes (Shahnamé)- ofrecía en bandeja de oro la idea fundamental de cómo representar a los reyes safávidas situándolos en el centro de atención de gobernantes, amigos y enemigos, incluidos uzbekos y otomanos. Una de las obras maestras del arte de la miniatura persa del siglo XVI es, sin duda, el Shahnamé de Tahmasb que hoy, una buena parte de esta eminente obra, se encuentra en el Museo de Arte Contemporáneo de Teherán.

Sin embargo, la miniatura no se limita a la narración de las figuras míticas y de los reyes, sino que pasa del papel a la decoración de otros objetos como portaplumas, cajas, joyeros, pendientes, cuadros y piezas dibujadas incluso en el hueso del camello.

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