Hafez

Khajeh Shams od-Din Mohammad Hafez Shirazí

Nació en 1319 en Shiraz, al suroeste de Irán. De niño, había memorizado el Corán escuchando las recitaciones de su padre, lo que le valió el título de Hafez (título otorgado a quienes habían memorizado el Corán de memoria). También había memorizado muchas obras de su héroe, Saadi, así como de Attar, Rumi y Nezamí. Su padre, que era comerciante de carbón, murió, dejándoles a él y a su madre muchas deudas. Hafez y su madre se fueron a vivir con su tío. Dejó el jardín de infancia para trabajar en un taller textil y luego en una panadería. A la vez que trabajaba en la panadería, entregó pan a un hombre rico de la ciudad y vio a Shaj-e Nabat (rama de caña de azúcar), una joven de increíble belleza. Muchos de sus poemas están dirigidos a ella. En su afán por llegar a su amada, Hafez veló durante cuarenta días y cuarenta noches en la tumba de Baba Kuhi. Haberlo conseguido, conoció a Attar y se convirtió en su discípulo. Hafez se hizo el poeta de la corte de Abu Ishak, lo que dio lugar a que ganara fama e influencia en Shiraz. Eso se considera la fase del “romanticismo espiritual” en su poesía. Hafez dejó unos 500 ghazals (gacela), 42 rubaies (cuartetos) y algunas casidas, compuestos a lo largo de 50 años. Hafez sólo componía cuando estaba inspirado por la divinidad, por lo que sólo componía una media de 10 gacelas al año. Su objetivo era escribir una poesía digna del Amado.

Su tumba de mármol está grabada con uno de sus poemas:

Las albricias de tu encuentro, ¿dónde están?, que de la vida me libero y me levanto.

Soy el ave celeste y de la trampa del mundo me libero y me levanto.

Si me llamas tu esclavo, juro por tu señorío

que del reino de la existencia y del lugar me libero y me levanto.

Oh Dios, de la nube conductora haz que llegue la lluvia,

antes de que, como polvo, del centro me libere y me levante.

En mi tumba, con vino y juglares, siéntate,

que, por tu olor, de la fosa bailando me libero y me levanto.

Ponte en pie y muestra tu figura, oh ídolo de movimientos suaves,

que de la vida y del mundo dando palmas me libero y me levanto.

Estréchame fuertemente una noche, aunque soy viejo,

que a tu lado, al alba, me Jibero y joven me levanto.

En el día de la muerte dame un momento para que, como Hafez,

de la vida y del mundo me libere y me levante.

(Traducido de 101 Poemas)

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