Attar

Farid al-Din Attar Nishapuri

Vivió en una época en la que el sufismo era ampliamente practicado y los problemas de la metafísica eran objeto de una activa especulación. Vivió casi 100 años y fue asesinado por los invasores mongoles. Su tumba está situada en Nishapur, Irán. Han sido narradas distintas anécdotas acerca de la muerte de Attar, incluido ser capturado por un mongol. Un día llegó un hombre y ofreció mil monedas de plata para comprar los bienes del mongol. Attar le dijo al mongol que no los vendiera al dicho precio por no ser adecuado. El mongol aceptó las palabras de Attar y no las vendió. Más tarde, llegó otro hombre y le ofreció una bolsa de paja. Attar aconsejó al mongol que los vendiera porque eso era lo que valía. El soldado mongol se enfadó y mató a Attar para dar una lección al pueblo. Attar es uno de los poetas más místicos de Irán cuya obra no fue más que la inspiración filosófica de Rumi y de muchos otros poetas místicos de Irán. Mevlana Rumi consideraba a Attar como el espíritu.

El nombre de Attar proviene de su profesión. De hecho, su padre tenía una herboristería y Attar no sólo era médico sino que también era un poeta. Aceptaba a muchos pacientes al día en su tienda, donde prescribía extractos de hierbas y medicinas naturales que estudiaba solo en la tienda. Attar escribió 114 obras, el mismo número de suras del libro sagrado del Corán. Se conservan unas 30 obras suyas.

De las muchas obras atribuidas a él, “El lenguaje de los pájaros” es la más famosa. Construida de acuerdo con una estructura dialógica articulada que retoma las epístolas filosóficas de varios autores antiguos (Avicena, Al Ghazali). La obra más bien es un libro sapiencial en el que la alegoría del viaje de los pájaros revela, y a veces desvela, su intención didáctica. Los pájaros, reunidos en congreso, deciden ir a buscar al rey-pájaro Simurg (símbolo de la divinidad). Finalmente, sólo treinta de cien mil consiguen llegar a su destino tras haber atravesado siete valles por los que serpentea el camino místico, representación simbólica de las etapas por las que el alma, con una progresión constante, alcanza la perfección divina. Simurg en esta obra es el espejo de los que llegaron a su corte: la exploración del “mar”, es decir, del alma por parte de Attar se llevó a cabo de este modo en el descubrimiento de su identidad.

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